Rayos que dieron que hablar

De Descubriendo la Física
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W. Roëtgen

Los rayos X, llamados así por su naturaleza misteriosa, fueron descubiertos por casualidad en el año 1895 por Wilhelm Röntgen, profesor de la universidad de Würzburg Alemania, mientras efectuaba investigaciones sobre los rayos catódicos en la descarga de gases de un tubo de alto voltaje (similares a las descarga de tubos de neón).

Röntgen notó que cuando funcionaba el tubo, si bien este se encontraba en una caja de cartón negro, una pantalla próxima formada de un compuesto de bario emitía luz fluoerescente. Interesado comenzó entonces a investigar esta fluorescencia, comprobando que se debía a una radiación muy penetrante e invisible a la que denominó rayos X. Röntgen notó que estos se producían cuando electrones con mucha energía chocaban contra un objeto sólido, no eran desviados por los campos magnéticos o eléctricos y eran capaces de atravesar materiales sólidos como metales y madera. Para hacer una prueba, la esposa de Roëtgen colocó su mano sobre una placa fotográfica y al ser irradiada por los rayos X se tomó la primera radiografía.

Mano de Frau Roëtgen

En diciembre de 1895 los diarios de todo el mundo anunciaron la noticia y dos meses más tarde ya los médicos estaban empleando esta técnica para obtener imágenes de los huesos quebrados. Desafortunadamente en esos momento aún no se conocían los peligrosos efectos que la exposición a los rayos X producía sobre las personas, y que tanto Röntgen como sus colaboradores sufrieron. Röntger fue el primer galardonado de la historia con el premio Nóbel debido a su descubrimiento. Más tarde en su honor se le dio el nombre de Röntgen, a la unidad de medida de la intensidad de las radiaciones de alta frecuencia, rayos X y rayos gamma.

Max Von Laue

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Fue Max von Laue quien desarrolló un método especial para medir la longitud de onda de los rayos X, empleando cristales salinos como redes de difracción. De esa forma comprobó que se trataban de radiación electromagnética de muy corta longitud de onda. * Ver más detalles en esta misma sección [[1]].


En 1912 empleando este método Friedrich y Camping consiguieron hacer difractar un haz de rayos X al pasar a través de un cristal. Los cristales tienen estructuras muy ordenadas, ya que los planos que contienen los átomos están espaciados regularmente. Al pasar el haz de rayos X entre esos planos se vio que era desviado dando lugar a una figura de difracción. Esto solo podía ocurrir si la longitud de onda de los rayos X era del orden del espaciado entre los planos atómicos.

Estos experimentos dieron unos valores para la longitud de onda de los rayos X empleados de 0,01 a 0.05 nm (1 nm (1 namometro) representa 1x10-9 m, es decir la mil millonésima parte de 1 m). Con los equipos modernos se consiguen valores de 1 a 0,001 nm.

Max Von Laue (fotografía a la derecha) recibió el premio Nóbel de Fisica en 1914 por su descubrimiento de la difracción de los rayos X a través de cristales.

Los físicos británicos W.H. Bragg y W.L. Bragg, padre e hijo, respectivamente, continuaron investigando este tema desarrollando una técnica muy poderosa para la exploración de la materia, la difracción de rayos X, formulando la famosa Ley de Bragg. (Ver más detalles en esta misma sección [[2]])

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Ambos fueron galardonados con el premio Nóbel de Física en 1915 por sus trabajos sobre la determinación de la estructura cristalina del NaCl, del ZnS y del diamante empleando dicha técnica.


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