Sobre vikingos, abejas, cristales y la navegacion mediante luz solar polarizada
Parte I: Navegación vikinga y la piedra solar.
Oscar E. Piro Departamento de Física e Instituto IFLP (CONICET), FCE, UNLP, CC 67, (1900) La Plata, Argentina.
Alejandra Piro. Facultad de Ciencias Naturales y Museo, UNLP; Sección Ornitología, División Zoología Vertebrados, Museo de La Plata, Paseo del Bosque S/N, (1900) La Plata (BA), Argentina
Figura: Adaptada de la tira cómica Olaf, el vikingo (Hagar, the Horrible, creada por Dik Browne en 1973).
Los vikingos fueron grandes navegantes que dominaron el mar Atlántico del Norte durante
tres siglos alrededor del primer milenio AD. Navegaron miles de kilómetros en mar abierto
sin contar con brújulas magnéticas y valiéndose de compases solares para controlar la latitud.
Por esas latitudes (61 grados N), el Sol presenta poca elevación respecto del horizonte y
frecuentemente se encuentra cubierto por nubes o algo por debajo de la línea del horizonte
(amanecer y atardecer). Privados de una observación directa del Sol, cabe entonces
preguntarse ¿cómo se orientaban aquellos navegantes en tales condiciones desfavorables?
Basado en antiguas sagas nórdicas que hablan de una “piedra solar”, el arqueólogo T.
Ramskou propone en 1967 una conjetura sorprendente: los navegantes vikingos podrían haber
superado dichas dificultades de orientación ‘leyendo’ la polarización de la luz solar
dispersada por la atmósfera terrestre mediante cristales para inferir la posición del oculto Sol
en el cielo y de esta manera determinar el curso de navegación. La racionalización de esta
conjetura se basa en el conocimiento adquirido al cabo de unos mil años y se describe
sucintamente en el presente ensayo.
Podés enterarte de esta muy intesante y entretenido tema en el vínculo a continuación.
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