El arco iris
El fenómeno del arco iris aparece asociado con la presencia de pequeñas gotas de lluvia en la
atmósfera, y permite observar la descomposición de la luz solar en todos los colores del espectro visible en el cielo.
Hace más de tres siglos Isaac Newton mostró, haciendo pasar la luz del Sol a través de un prisma, que la luz blanca es una superposición de luz de distintos colores o longitudes de onda.
El haz de luz incide en el prisma y sufre una primera refracción[[1]] [La refracción es un fenómeno óptico que consiste en la desviación que experimenta un rayo de luz al pasar de un medio a otro distinto, por ejemplo del aire al vidrio, o del aire al agua]. Luego el haz es reflejado internamente[[2]] y finalmente sufre una nueva refracción al emerger del prisma y pasar al aire, donde se aprecian claramente los distintos colores.
Este fenómeno ocurre porque cada uno de los colores que componen la luz blanca posee una longitud de onda característica, y la refracción es diferente para cada longitud de onda, así que cada color experimenta una desviación diferente. El color rojo posee la longitud de onda más larga del espectro visible, y es el que se desvía menos (ver figura a la derecha). Luego le siguen los restantes colores (con longitudes de onda cada vez más cortas), hasta llegar al violeta, que posee la longitud de onda más corta del espectro visible, y es el que más se desvía (ver figura). De esta forma se produce la descomposición de la luz blanca.
El arco iris ocurre debido a que las pequeñas gotas de agua contenidas en la atmósfera refractan los rayos del Sol, y cada una de ellas funciona como un pequeño prisma, de forma que la luz del Sol emergiendo en forma simultánea del conjunto de gotas da lugar a un efecto combinado que se aprecia como un arco en el cielo.
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